sábado, 19 de febrero de 2011

LEAVING LAS VEGAS


TÍTULO ORIGINALLeaving Las Vegas
AÑO
1995
DURACIÓN
112 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
DIRECTORMike Figgis
GUIÓNMike Figgis (Novela: John O'Brien)
MÚSICAMike Figgis
FOTOGRAFÍADeclan Quinn
REPARTONicolas CageElisabeth ShueJulian SandsRichard LewisSteven WeberValeria GolinoLaurie MetcalfVincent WardDanny HustonBob RafelsonMark CoppolaCarey LowellJulian Lennon,Lou RawlsMariska HargitayR. Lee Ermey
PRODUCTORAUnited Artists / Lumière Pictures
PREMIOS1995: Oscar: Mejor actor (Nicolas Cage). 4 nominaciones
1995: Globo de Oro: Mejor actor (Nicolas Cage). 4 nominaciones
1995: 3 nominaciones BAFTA: Mejor actor (Cage), actriz (Elisabeth Shue), guión adaptado
1995: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película
1995: San Sebastián: 2 premios
1995: National Board of Review: Mejor actor (Nicolas Cage)



Te acaricia el peloMoskov
Mientras lees, a Moskov le gustaría que escucharas: Ayer la vi



La falta de costumbre no invitaba a beber los posos de copas que encontraba a mi paso. ¡Eh! ¡No vayas a pensar! Trato de no ser prejuicioso. Si hay que jugar en “2º B” se juega. Al fin y al cabo una copa es una copa y al precio al que están no me extraña que la gente haga botellón. Pero aún era pronto. Puede que más tarde bajara el listón. “Según te vayas acostando con mujeres los litros de las copas irán en descenso y hasta los etiquetados más horrendos de las botellas de cerveza parecerán hermosos. Te animarás” - me convencía a mí mismo. Hacía meses que no hincaba el codo y, a poco que tomara, sabía que agarraría un pedo considerable. A todo esto. ¿Os había dicho que era viernes y la cosa se presentaba tal y como siempre?

Y lo de siempre era: pin pan, plas plis. Como te lo cuento: coche, autopista, parking, chupa, cremallera, cola para entrar y escaleras hasta el infierno. Nos pedimos unas mujeres, las besamos suavemente. Poquito a poco que si no sientan mal. Terminamos llevándonoslas a la cama ¡Ahh qué fresquitas! Quien iba de tranqui se pidió una adolescente, por aquello de no pasar de la lengua y los toqueteos semiperversos. Entonces,  en el momento de lo inesperado y cual mofeta en celo, las miraron y se acercaron a ellas. Lo suficiente como para que les llegara su olor. Tan solo otra mofeta identificaría aquello como una fragancia interesante. Pero lo suyo era otro rollo distinto al mío aunque, a decir verdad, eran unas cervezas atractivas.

A ellos les expliqué que por el momento no tenía interés en beber aunque, en el caso de que me necesitaran, les acompañaría a la barra. Me quedé observando alrededor y me di cuenta de que era un momento extraordinario para hacerle el amor a otra mujer.

Me encontraba en pleno acto sexual cuando, decidida y sorprendentemente para mí, se me acercó uno de los colegas acompañado de una atractiva Heineken. Me dijo: “Moskov, te presento a la botella número 500.000.001 hecha con cebada importada de Barcelona”. “Ammm… ¿Y ahora qué? Verdad que esto no te lo esperabas maldito bastardo” – susurré para mis adentros. “Recuerda que por encima de todo es una bebida alcohólica, trata de ser mínimamente cortes. No la cagues. Repito, no la cagues”. Así que, con dulzura, educación y una sonrisa en los labios le dije: “Hola botella hermosa de Heineken 500.000.001 serie 300, no sé lo que te habrá contando mi amigo pero te doy un par de sorbitos nada más, que esta noche no tengo intenciones de beber nada”. Desconozco cuál hubiera sido el resultado final de haber seguido la conversación por otros derroteros, pero a pesar de mi auto motivación inicial, aquella noche no me sentía Nicolas Cage en “Leaving las Vegas”.

Reaccioné: “Nene, ¿qué haces rechazando la oportunidad de beberte una cerveza?”. A lo que respondí: “Lo mejor es me ha salido con naturalidad”.

Me estaba preocupando. Mi lívido alcohólica se encontraba por los suelos. Por aquello de descartar todas las posibilidades, me dio por pensar si no me habría pasado a la acera de los batidos, pero en cuanto me fijaba en la copita o la cerveza de al lado me daba cuenta de que aquello era un miedo absurdo fruto de ver en exceso Telecinco.

¿Qué ocurriría? Mis compañeros tenían por objetivo llenar sus estómagos con líquidos espectaculares, pociones ingeniosas y fórmulas magistrales y yo permanecía inerte en medio de la sala pensando en mil historias. Quizás tuviera algo que ver el haber finalizado una relación larga, desgastadora y exigente hacía unos meses, pero recordaba el caso de un amigo íntimo que, encontrándose en la misma situación, no tardó ni 50 días en volver a engancharse a otra. “Cada uno…”.



En el fondo conocía la respuesta pero no quería escucharla. Pensaba que, como un niño, si cerraba mis ojos nadie podría verme. En definitiva: lo mío no era andar de picos pardos.

Cada copa, cada cerveza de aquel bar, cada botella, no tenía interés para mí más que el del disfrute del momento y el placer del contacto físico. Me encontraba en una de esas épocas en las que lo que me interesaba era mejorar como hombre y perfeccionar mi esencia. Ser más completo. Era un egoísta conmigo mismo y trataba de hacer realidad mis ilusiones y caprichos. Ya llegaría mi momento y con él mi copita. La que yo siempre había deseado: Skaya.

lunes, 24 de enero de 2011

MOSKOV Y SKAYA





Hacemos un pequeño repaso. Rodia es un chico que en la actualidad tiene 27 años. Como en todo hombre (aunque no nos guste reconocerlo) su personalidad tiene dos caras, una más masculina y otra más femenina. Normalmente estas partes andan entrelazadas, lo que quiere decir que no se las puede distinguir. Pero en Rodia es diferente. Por algún motivo en él, en el día a día y al 95%, tan solo hay hueco para su parte masculina (Moskov). Aunque en otro momento os contaré más acerca de su historia, podríamos decir que a los 16 descubrió que su alter ego femenino salía a la luz cada vez que ingería una copita de su vodka favorito. Entonces se transformaba y se convertía en Skaya. Luz y sombra del mismo cuadro, cara y cruz de la misma moneda. Desde entonces ella no ha dejado de ganar espacio en su corazón, y lo que es más importante: en su personalidad. Vamos entonces con el diálogo que mantienen ambos protagonista. Situémonos: de noche. Es tarde. Rodia ha terminado de darle al vodka importado ruso. Por las ventanas, sin persianas, comienzan a filtrarse los primeros rayos de sol del amanecer. Es domingo. Justo es ese momento en que comienza a adquirir la sobriedad pero la resaca empieza a acechar su parte consciente. Es entonces cuando los componentes de su alma, Moskov y Skaya, tienen la ocasión de mirarse fijamente por unos instantes.



Te besa los ojosMoskov .
Mientras lees, a Moskov le gustaría que escucharasEarth angel


Moskov aparece al borde de la habitación de Skaya, da unos golpecitos a la puerta. Ella se gira y le ve apoyado en el quicio.

-          Ah… hola Movskov. No te esperaba.  –responde desganada.
-          ¿Cómo estás?
-          Bien ¿Y tú? ¿Qué haces? – más desganada aún.
-          Pasaba por el cerebelo y pensé que hacía tiempo que no hablábamos.
-          Bueno… no tenemos mucho de qué hablar. De hecho la última vez que nos vimos no terminamos precisamente bien.
-          Lo cierto es que no lo recuerdo.
-          Qué mala memoria que tienes para según qué cosas… - responde con sorna a los cuellos de la camisa.
-          Verás, quería hacerte una pregunta ¿Me gustaría saber qué es lo que buscas en un hombre?
-          ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Para qué quieres averiguarlo?
-          Lo digo porque ahora que ya no te ocupas de amar a nadie, puede que te interesara salir a tomar algo conmigo.
-          ¿Me estás proponiendo una cita? ¿Después de lo que hiciste?
-          Si quieres llamarlo así… pero yo preferiría calificarlo como un encuentro para conocernos mejor. No obstante no entiendo a lo que te refieres cuando hablas de “lo que hice”.
-          Llevas tantos años aquí, con Rodia y conmigo, y aún así eres un desconocido ¿Por qué debería dártela? ¿Por qué en este momento? Ahora estoy tranquila y sabes que valoro la estabilidad, ahora que comenzaba a levantar el vuelo vienes tú… ¡Eso es! ¿Después de todo lo que pasó vienes y sueltas que quieres una cita?
-          Te repito que no sé de lo que hablas con “lo que pasó” y que no es necesario que lo llames de ese modo si no quieres.
-          Qué poco tacto… podrías haber comenzado por disculparte.
-          Insisto. No sé a qué te refieres. Además, sabes que mi parte social no es la mejor que tengo. De hecho en estos momentos estoy haciendo un esfuerzo muy grande para venir a hablar contigo, aunque no lo aprecies.
-          Mira… a otro perro con ese hueso.

Después de pensarlo durante unos instantes, Moskov cree averiguar el motivo de su enfado.

-          No sé, si hablas del tiempo que he estado sólo, debo decirte que lo necesitaba. Puede que haya servido para mejorar mis habilidades personales.
-          ¿Y lo has hecho?
-          Creo que no, tan solo han empeorado, pero esa es una buena señal.
-          Jajaja – skaya rie a carcajas - ¿Te puedo preguntar por qué, señor inteligencia?
-          Porque eso me dice que te necesito más que nunca.
-          ¡Pero tú eres la parte racional! ¡La que lo sabe todo, la que razona y da explicaciones ingeniosas de las cosas, siempre con tus metáforas! ¡¿Para qué ibas a necesitar a tu parte sensible?!
-          Porque todo lo que soy se ha dado cuenta de que no es nada si no te tengo a ti.
-          ¿Eso es también una deducción lógica de las tuyas o alguien se ha chivado?
-          Puede que ambas cosas – se produce un silencio - ¿Y entonces?
-          Y entonces ¿qué?
-           ¿Contestarás mi pregunta?
-          ¿A cuál de ellas dos, a la de qué es lo que busco en un hombre o a la de si saldré contigo?
-          Podemos ir en orden.
-          Es listo, comprensivo, divertido. Es romántico y valiente, tiene un buen cuerpo pero no tiene que mirarse al espejo cada dos minutos. Es bueno, sensible, educado y no se avergüenza si llora delante de mí. Algo que tú, cariño, nunca serás.

Skaya se levanta de la silla y se va hacia la cama donde agarra un cojín y se pone a pintarse las uñas. Él la sigue con la mirada. No sabe cómo va a reaccionar, así que prefiere ser precavido y se queda donde está.

-          ¿Son tuyas esas palabras?
-          Olvidaba que está prohibido citar para contestarte ya que lo consideras poco “original”.
-          Puedes hacer lo que desees. Te estoy preguntando esto de corazón.
-          Y yo de corazón te he respondido.
-          Tienes mucho rencor acumulado, no creo que sea tan grave lo que te he hecho para que te comportes de ese modo.
-          ¡Maldita necio! ¡Cómo no va a serlo! Me enamoraste y te fuiste diciéndome ¡Te amo, volveré! ¡Y de eso ya han pasado 27 años! 

lunes, 17 de enero de 2011

ALTA FIDELIDAD


TÍTULO ORIGINALHigh Fidelity
AÑO
2000
DURACIÓN
107 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
DIRECTORStephen Frears
GUIÓND.V. DeVicentis, Steve Pink, John Cusack, Scott Rosenberg (Novela: Nick Hornby)
MÚSICAHoward Shore & Varios (Pop)
FOTOGRAFÍASeamus McGarvey
REPARTOJohn CusackJack BlackJoelle CarterIben HjejleTim RobbinsJoan CusackLili TaylorLisa BonetSara GilbertTodd LouisoNatasha Gregson WagnerCatherine Zeta-Jones
PRODUCTORACoproducción USA-GB; Touchstone Pictures





Te canta a ritmo de rock and roll: Skaya
Mientras lees, a Skaya le gustaría que escucharas: Te vi correr



Corría el año 1963, plena década de los 80. Golpes Bajos grababa su primer mini-EP y en la radio no paraba de sonar “Huesos” de El último de la fila. En la tele la selección ganaba con un 12 a 1 a Malta. En la vida: nacía una servidora. Aquel bebé se presentaba con el pelo tan extremadamente rubio, que apenas se le apreciaban las cejas. Loquillo lloraba en las puertas de los bares con su “Cádillac solitario” y los siguientes años iban a ser una sucesión de idas y venidas  de chupos, pañales y polvos de talco.

Llegaría lo inevitable: el tercer LP de Hombres G. Era 1967. David Summers compondría el disco en una semana, harían una película y darían la vuelta al mundo con más de 100 conciertos entre España y Latinoamérica. Mi padre me regalaba mi primer Master del Universo, He-Man, pero mientras jugaba con él, mi corazón infantil y contradictorio pensaba en Skeletor. Michael Jakson publicaba su disco Bad después de cinco años de silencio. Fue el primer artista en lograr cinco números 1 consecutivos en el Top 40 americano y el único álbum en la historia que conseguiría 5 puestos número 1 en la lista Billboard Hot 100 de singles. Un compañero de guardería despertaba mi instinto asesino con su primer beso (que fue también el mío). Tenía 4 años y los sábados al mediodía no paraba de ver dragones y mazmorras por TVE.

Era aún una nena pero aquel helado de fresa preescolar, lleno de inocencia, sangre en las rodillas y primeras sensaciones, comenzaba a derretirse. Estábamos en el 68 y mientras Nacha Pop daba un concierto en la sala Jácara de Madrid, el ejército me enviaba al colegio. Contaba con 5 años de matured and blended. Lo cierto es que no entendía aquel mundo de sumas y restas (quién le diría a mi madre que, años más tarde, me presentaría a unas olimpiadas de matemáticas, a las que fui, ví y bebí: creía que la mejor forma de entender aquellos ejercicios era emborrachándome). Me enamoré por primera vez y, aunque dicen que nunca se olvida, pienso que es una cháchara sobrevalorada. También me expulsaron del aula. Recuerdo que lloré como una plañidera en un entierro. Aún así era una chica dura y tocaba a pelea por trimestre.

Mi corazón, enfermo y femenino, se aburría en clase y pasaba las horas imaginando aventuras acerca de besos y chicos desnudos mientras el resto de niñas bailaban “Qué triste es el primer adiós” de Onda Vaselina. Y cuando volvía loca a casa los viernes a la tarde, soñaba que alguien, algún día, me levantaría en el aire bailando el “The time of my life” como Patrick Swayze a Jennifer Grey en Dirty Dancing. Fue una de las bandas sonoras más vendidas de la historia: 32 millones de copias. En mi casa compraron el primer video y gracias a los continuos alquileres en VHS de mi padre, empecé a amar el cine.

Pasaron los años y comencé a creer que aquello era lo que era y que yo debía encajar en ello a las buenas o a las malas. Pero era 1974 y los 60.000 discos diarios vendido de Bonnie Tyler no atemorizaron a Nicky French para resucitar el “Total eclipse of the heart” y hacer un remix que pasaría escuchando continuamente cada vez que marcaba el mejor tiempo en las pruebas de resistencia. Nadie, nunca, consiguió ser mejor que yo en esa prueba: Resistencia.

Ese mismo año había adquirido como herencia de mi madre una vieja Olivetti, de cuando estudiaba mecanografía como parte de su formación de auxiliar administrativo, Bryan Adams y Paquito de Lucía sonaban con el "Have you ever really love a woman?" que se mantuvo en el número 1 de las listas norteamericanas por 5 semanas y fue nominada al Oscar como mejor banda sonora por la película de la cual formó parte. De pronto todo el aburrimiento en clase, la imaginación, los besos y los chicos arrimando sus partes íntimas e impuras a las mías, servían para algo. “Skaya no uses la máquina para tonterías que vas a terminar con la única cinta de tinta negra que tengo” ¿Y a mí qué? – respondía para mis adentros- Si no es suficiente con la negra usaré la roja”. Así fue. A los 13 terminé de escribir mi primer relato mientras en septiembre recursaba 2 asignaturas, a los 14 un segundo, más extenso, en una libreta de muelle y a los 16 mi primera historia de aventuras. Ya comenzaba a oscurecérseme el pelo y, por fin, se apreciaban mis cejas.

¿Y los años siguientes? Bueno, eso… mmm... eso es otra película.

sábado, 8 de enero de 2011

REVOLUTIONARY ROAD


TÍTULO ORIGINALRevolutionary Road
AÑO
2008Ver trailer externo
DURACIÓN
119 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
  Sección visual
DIRECTORSam Mendes
GUIÓNJustin Haythe (Novela: Richard Yates)
MÚSICAThomas Newman
FOTOGRAFÍARoger Deakins
REPARTOLeonardo DiCaprioKate WinsletKathy BatesMichael ShannonKathryn HahnDavid Harbour,Dylan BakerRichard EastonZoe KazanJay O. SandersMax Casella
PRODUCTORACoproducción USA-GB; DreamWorks / Paramount Vantage / BBC Films
WEB OFICIALhttp://www.revolutionaryroadmovie.com/
PREMIOS2008: 3 Nominaciones a los Oscar: actor de reparto (Shannon), dirección artística, vestuario
2008: Globos de Oro: Mejor actriz drama (Kate Winslet). 4 nominaciones
2008: 4 Nominaciones BAFTA, incluyendo mejor guión adaptado, vestuario




Te guiña un ojoMoskov .
Mientras lees, a Moskov le gustaría que escucharas: Creep



- Quizás sí que huimos, huimos de esta vida  irremediablemente vacía de aquí ¿eh? – Leonardo.
- Irremediablemente vacía… Has dado en el clavo. Muchas personas son conscientes de que son vacías, pero hay que tener coraje para reconocer que es irremediable – el loco que sale cinco minutos del manicomio . 



Vamos allá con esta cinta que al parecer fue la gota que colmó el vaso en la relación de Kate Winslet y Sam Mendes. Ella no podía entender que su marido pudiera grabarla en escenas de sexo con el gran amigo de ésta, Leonardo Di Caprio. Él no podía soportar llegar a casa y no ser capaz de cortar con su trabajo. Vamos, qué mejor manera de poner fin a un matrimonio, que ya no tiraba ni con super, que grabar una cinta acerca de una mala pareja.  



¡Ay! Que contentos  se pusieron todos los progresistas cinéfilos con la crítica al “american way of live”. ¿Hay algo que les guste más? Lo pongo en duda. Vamos a demostrarles que su constructivismo social no ha generado tampoco muchas cosas positivas.

Todo ha resultado tan chic con esta adaptación de la novela de Richard Yates... Bueno, todo, todo… no, que comer potitos durante dos horas no es una experiencia: personajes sin sombra y explicación de las escenas más allá de lo necesario. Sam Mendes ha batido el plátano, la manzana, el seso de cordero y la carne de pollo y ha salido una papilla deliciosa. ¡Pero qué coño! ¡Que para algo tengo dientes! ¡Déjame masticar!. ¡Ah! Que no confías en nuestro sucio y depravado juicio…

Aceptemos entonces que Papi nos de la comidita. Claro está que lo hacemos gracias a la fantástica interpretación de Kate (I love you). Leo ha estado bien. Aunque me da la naricilla que al final cada uno ha hecho de sí mismo. Kate (insisto, estupendísima) hace de mujer frustrada por sí misma y sus deseos. Leo, de hombre frustrado por su mujer. En realidad debería contaros que la primera ha hecho de arpía, loca, inestable y despreciable esposa pero me estaría quedando corto. Y mientras ella se despacha a gusto, él ejerce de hombre tranquilo con las mismas aspiraciones que cualquier otro macho alfa: dormir, comer, irse de caza, traer el ciervo, hacerla sonreír, sentirse (que no ser) el amo, comer, dormir y echar un polvo. ¡Ojo! Todo ello sin que el coste de que la parienta le hinche las pelotas supere este placer. Que si no, no mola, que si no, no compensa. Ya me entiendes.

El resultado: discuten, ella no está feliz, se niega a hacerse cargo de su vida y acusa a Leo de todas sus desgracias. Él intenta redimirla y bla bla bla… la desagraciadamente habitual historia de matrimonio que termina mal. ¿Pero por qué si es tan habitual, seguimos insistiendo en casarnos?. Curiosa pregunta.

Venga, deberes para el cole. Vamos a tratar de actualizar la historia, traerla hasta el siglo XXI y perpetrarnos justo antes del momento en el que Leo toma la decisión de pedirle matrimonio a su novia. Veremos entonces que el discurso feminista y constructivista no ha hecho demasiado en pos de las féminas.

En este mundo actual Leo hubiera pensado varias cosas antes de contraer matrimonio. La primera que el ser un bocazas, decir palabras bonitas, vivir historias de amor (de esas que las mujeres cuenta añorantes en el asilo una vez que se hacen viejas pero que nunca se animaron a llevar a cabo) y las cartas escritas con el corazón, no son suficientes para que te elijan. No amigos míos, puedes generar mucha pasión, puedes darle a su vida mucho sentimiento pero si tus palabras no van acompañadas de un sustento olvídate de ella. Puede que inconscientemente pero las mujeres eligen siempre en pro de un macho que satisfaga sus necesidades en cuanto a sus intereses personales y de creación de una familia. No elegirán nunca a un hombre al que amen pero que no pueda garantizarles una vida con un buen futuro como ellas desean o asegurarles una prole con probabilidades de crecer en armonía.

Leo se haría también la siguiente pregunta: ¿Para qué cojones me voy a casar si en los tiempos que corren puedo acostarme con cualquiera? ¿Qué diferencia hay entonces, entre casado y soltero? Me atrevería a decir que ninguna. Los hombres solían contraer matrimonio ya que era la manera más rápida de tener sexo seguro repartido por la mesa y además, sin cometer pecado. ¿Pero ahora? ¿Qué puede ofrecerle el matrimonio a un hombre libre que no le ofrezca el mercado de ganado del sábado a la noche? Incluso me atrevería a decir que con el éxito feminista del divorcio, las chicas continúan tirando piedras sobre su propio tejado. Al final se han convertido en lo que no querían: esclavas sexuales. Qué importa si un hombre se casa. Puede hacerlo, disfrutar de los beneficios del matrimonio y terminar con la relación pasados 2 años (incluso puede que haya alguno que piense que eso es demasiado tiempo jajaja). Y no me vale la respuesta de que muchos hombres se casan por amor, el amor también existe fuera del mismo. No es un motivo en sí mismo sino uno de los requisitos para ello.

Después de estas dos consideraciones Leo, que es un buen tio y no un salido buscatetas pensaría lo siguiente: “Bueno, pero el sexo al fin y al cabo termina aburriendo y lo que en el fondo buscamos es una persona que nos dé un beso cuando lleguemos a casa y nos cuide como los niños que, en el fondo, somos. Alguien con quien educar a nuestros hijos y compartir el tiempo, que sino solo se pasa mu mal :(“. Pero Leo, además de ser bueno, no es tonto y pensaría: “Mmmm, pero es difícil encontrar alguien así. Ahora las chicas son como hombres, persiguen lo mismo que nosotros, no quieren limpiar un plato ni saben cocinar unas lentejas. ¡Madre mía! De tan solo pensar que además de aguantarlas me va a tocar hacer la cama, limpiar, educar a mis hijos y convertirme en la fémina del hogar, me decido por estirar “my constructivist way of live” lo máximo posible”.

Leo se da cuenta de lo siguiente: al final se trata de eso, de jugar a las casitas, de tener una cámara mejor que la de tu cuñado, de comprar tu terreno, de que sea más grande que el del ex de tu mujer, de que si es tuyo y no lo pones a su nombre es que “no confías en la relación”, pero que si es al contrario te dirá que “lo tuyo es tuyo y lo mío, mío; y es mejor que mantengamos nuestra independencia cariño”. Proyectar y proyectar, vivir el sueño de la pareja feliz que nos han contado, ir tirando hasta que lleguemos a una edad en la que (¡por fin!) tengamos todo el bienestar material y profesional asegurado y nos separemos, y entonces elegir como amor de nuestra vida a aquel charlatán, bocazas que decía palabras bonitas.

No sé si afortunada o desgraciadamente pero sigo creyendo en el matrimonio. No en ese mágico de “contigo pan y mañana cebolla” ni en el de llevamos “8 años ya, a ver qué nos queda por hacer para no perder toda esperanza… ¡casarnos!” ni tampoco en el de “tenemos 27, somos jóvenes, casémonos antes de que se nos pase el arroz”.  Creo que no seré de los hombres que tenga prisa en hacerlo y que no será una decisión que tome presionado con tal de no quedarme solo. Eso se lo dejo a los que andan en pareja. Al fin y al cabo yo sólo ya estoy :).

sábado, 1 de enero de 2011

LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR

TÍTULO ORIGINALLos amantes del círculo polar
AÑO
1998
DURACIÓN
114 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
DIRECTORJulio Medem
GUIÓNJulio Medem
MÚSICAAlberto Iglesias
FOTOGRAFÍAGonzalo Fernández-Berridi
REPARTOFele MartínezNajwa NimriNancho NovoMaru ValdivielsoJaroslaw BielskiPeru MedemSara ValienteVictor Hugo OliveiraKristel DíazPep MunnéRosa MoralesJoost SiedhoffBeate Jensen



Te susurra suave al oído: Skaya
Mientras lees, a Skaya le gustaría que escucharas: Watermark



In girum imus nocte et consumimur igni
"Damos vueltas en la noche y somos consumidas por el fuego"
(Adivinanza latina que forma un políndromo,
se lee igual se empiece por delante o por detrás)



La vida es una circunferencia. Sucede que, en ocasiones, nuestros actos son palabras capicúas y, a veces, podemos vivir algún políndromo. Capicúa proviene de “cap” y “cua” que significa cabeza y cola. Políndromo, proviene del griego “polindromos” y viene a significar “carrera en círculo”. Caminos de ida y vuelta a la misma dirección. Caminos que nos conducen irremediablemente sin saberlo (¿Por qué?) a la misma persona. Es medianoche y me encuentro sentada en una silla frente al lago, al borde del Círculo Polar Ártico. En él, durante el solsticio de verano, no se pone el sol durante 24 horas. Es el sol de medianoche.

Finlandia proviene del término alemán "Finnr", que significa cazador o vagabundo. Ambos términos definen este momento de mi vida. Soy una viajera que desconoce su camino. Me siento como una montaña rusa que no ha llegado a completar su giro: ahora vuelvo hacia atrás con la fuerza y el peso que antes me impulsaban. Me siento como Ana esperando a Otto. Me siento como Otto esperando a Ana. Pero yo no tengo a Otto, ni soy péndulo, ni me llamo Ana.

Afuera de la cabaña hay un mundo (a veces inhóspito) por descubrir. Muchos no se atreven siquiera a visitarlo: hace tanto calor adentro... La mañana está preciosa. Siempre me han gustado las mañanas, tienes la sensación de tener toda la vida por delante. ¿Te lo había dicho alguna vez? Claro que no. Qué boba.

Una vez prendes el cigarrillo no puedes evitar que deje de consumirse, así que estoy esperando a que todos los amantes del mundo terminen de enamorarse para que pueda tocarme nuevamente a mí.

Y mientras espero me encuentro sentada en un lago frente a una silla, al borde del sol en el círculo polar ártico. Un reno brama no tan lejos y ambos lo escuchan, otra vez la casualidad, la llamada al móvil en el preciso instante en que ella hace lo mismo y suenan los dos teléfonos (¡Por fin!, ¡El milagro!) ocupados.

Esa soy yo. La vagabunda y el círculo perfecto. La cazadora de tesoros que busca su pepita de oro (Otra palabra capicúa ¿Lo ves? Está lleno de ellas). Y mientras espero tranquila sentada en el sol frente a una silla al borde del lago en el círculo polar ártico, voy pensando que hace cuatro meses uno de mis círculos terminó con seis años de relación. Puede que, como dijiste, 10 años después (como aquella canción de Los Rodríguez) nos reencontremos en el facebook, que quizás no se llame facebook y esté mucho mejor.

Se abre otro círculo. Me quedaré aquí el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida.