TÍTULO ORIGINAL | Revolutionary Road | ||
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DIRECTOR | Sam Mendes | ||
GUIÓN | Justin Haythe (Novela: Richard Yates) | ||
MÚSICA | Thomas Newman | ||
FOTOGRAFÍA | Roger Deakins | ||
REPARTO | Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Kathy Bates, Michael Shannon, Kathryn Hahn, David Harbour,Dylan Baker, Richard Easton, Zoe Kazan, Jay O. Sanders, Max Casella | ||
PRODUCTORA | Coproducción USA-GB; DreamWorks / Paramount Vantage / BBC Films | ||
WEB OFICIAL | http://www.revolutionaryroadmovie.com/ | ||
PREMIOS | 2008: 3 Nominaciones a los Oscar: actor de reparto (Shannon), dirección artística, vestuario 2008: Globos de Oro: Mejor actriz drama (Kate Winslet). 4 nominaciones 2008: 4 Nominaciones BAFTA, incluyendo mejor guión adaptado, vestuario |
Te guiña un ojo: Moskov .
- Quizás sí que huimos, huimos de esta vida irremediablemente vacía de aquí ¿eh? – Leonardo.
- Irremediablemente vacía… Has dado en el clavo. Muchas personas son conscientes de que son vacías, pero hay que tener coraje para reconocer que es irremediable – el loco que sale cinco minutos del manicomio .
Vamos allá con esta cinta que al parecer fue la gota que colmó el vaso en la relación de Kate Winslet y Sam Mendes. Ella no podía entender que su marido pudiera grabarla en escenas de sexo con el gran amigo de ésta, Leonardo Di Caprio. Él no podía soportar llegar a casa y no ser capaz de cortar con su trabajo. Vamos, qué mejor manera de poner fin a un matrimonio, que ya no tiraba ni con super, que grabar una cinta acerca de una mala pareja.
¡Ay! Que contentos se pusieron todos los progresistas cinéfilos con la crítica al “american way of live”. ¿Hay algo que les guste más? Lo pongo en duda. Vamos a demostrarles que su constructivismo social no ha generado tampoco muchas cosas positivas.
Todo ha resultado tan chic con esta adaptación de la novela de Richard Yates... Bueno, todo, todo… no, que comer potitos durante dos horas no es una experiencia: personajes sin sombra y explicación de las escenas más allá de lo necesario. Sam Mendes ha batido el plátano, la manzana, el seso de cordero y la carne de pollo y ha salido una papilla deliciosa. ¡Pero qué coño! ¡Que para algo tengo dientes! ¡Déjame masticar!. ¡Ah! Que no confías en nuestro sucio y depravado juicio…
Aceptemos entonces que Papi nos de la comidita. Claro está que lo hacemos gracias a la fantástica interpretación de Kate (I love you). Leo ha estado bien. Aunque me da la naricilla que al final cada uno ha hecho de sí mismo. Kate (insisto, estupendísima) hace de mujer frustrada por sí misma y sus deseos. Leo, de hombre frustrado por su mujer. En realidad debería contaros que la primera ha hecho de arpía, loca, inestable y despreciable esposa pero me estaría quedando corto. Y mientras ella se despacha a gusto, él ejerce de hombre tranquilo con las mismas aspiraciones que cualquier otro macho alfa: dormir, comer, irse de caza, traer el ciervo, hacerla sonreír, sentirse (que no ser) el amo, comer, dormir y echar un polvo. ¡Ojo! Todo ello sin que el coste de que la parienta le hinche las pelotas supere este placer. Que si no, no mola, que si no, no compensa. Ya me entiendes.
El resultado: discuten, ella no está feliz, se niega a hacerse cargo de su vida y acusa a Leo de todas sus desgracias. Él intenta redimirla y bla bla bla… la desagraciadamente habitual historia de matrimonio que termina mal. ¿Pero por qué si es tan habitual, seguimos insistiendo en casarnos?. Curiosa pregunta.
Venga, deberes para el cole. Vamos a tratar de actualizar la historia, traerla hasta el siglo XXI y perpetrarnos justo antes del momento en el que Leo toma la decisión de pedirle matrimonio a su novia. Veremos entonces que el discurso feminista y constructivista no ha hecho demasiado en pos de las féminas.
En este mundo actual Leo hubiera pensado varias cosas antes de contraer matrimonio. La primera que el ser un bocazas, decir palabras bonitas, vivir historias de amor (de esas que las mujeres cuenta añorantes en el asilo una vez que se hacen viejas pero que nunca se animaron a llevar a cabo) y las cartas escritas con el corazón, no son suficientes para que te elijan. No amigos míos, puedes generar mucha pasión, puedes darle a su vida mucho sentimiento pero si tus palabras no van acompañadas de un sustento olvídate de ella. Puede que inconscientemente pero las mujeres eligen siempre en pro de un macho que satisfaga sus necesidades en cuanto a sus intereses personales y de creación de una familia. No elegirán nunca a un hombre al que amen pero que no pueda garantizarles una vida con un buen futuro como ellas desean o asegurarles una prole con probabilidades de crecer en armonía.
Leo se haría también la siguiente pregunta: ¿Para qué cojones me voy a casar si en los tiempos que corren puedo acostarme con cualquiera? ¿Qué diferencia hay entonces, entre casado y soltero? Me atrevería a decir que ninguna. Los hombres solían contraer matrimonio ya que era la manera más rápida de tener sexo seguro repartido por la mesa y además, sin cometer pecado. ¿Pero ahora? ¿Qué puede ofrecerle el matrimonio a un hombre libre que no le ofrezca el mercado de ganado del sábado a la noche? Incluso me atrevería a decir que con el éxito feminista del divorcio, las chicas continúan tirando piedras sobre su propio tejado. Al final se han convertido en lo que no querían: esclavas sexuales. Qué importa si un hombre se casa. Puede hacerlo, disfrutar de los beneficios del matrimonio y terminar con la relación pasados 2 años (incluso puede que haya alguno que piense que eso es demasiado tiempo jajaja). Y no me vale la respuesta de que muchos hombres se casan por amor, el amor también existe fuera del mismo. No es un motivo en sí mismo sino uno de los requisitos para ello.
Después de estas dos consideraciones Leo, que es un buen tio y no un salido buscatetas pensaría lo siguiente: “Bueno, pero el sexo al fin y al cabo termina aburriendo y lo que en el fondo buscamos es una persona que nos dé un beso cuando lleguemos a casa y nos cuide como los niños que, en el fondo, somos. Alguien con quien educar a nuestros hijos y compartir el tiempo, que sino solo se pasa mu mal :(“. Pero Leo, además de ser bueno, no es tonto y pensaría: “Mmmm, pero es difícil encontrar alguien así. Ahora las chicas son como hombres, persiguen lo mismo que nosotros, no quieren limpiar un plato ni saben cocinar unas lentejas. ¡Madre mía! De tan solo pensar que además de aguantarlas me va a tocar hacer la cama, limpiar, educar a mis hijos y convertirme en la fémina del hogar, me decido por estirar “my constructivist way of live” lo máximo posible”.
Leo se da cuenta de lo siguiente: al final se trata de eso, de jugar a las casitas, de tener una cámara mejor que la de tu cuñado, de comprar tu terreno, de que sea más grande que el del ex de tu mujer, de que si es tuyo y no lo pones a su nombre es que “no confías en la relación”, pero que si es al contrario te dirá que “lo tuyo es tuyo y lo mío, mío; y es mejor que mantengamos nuestra independencia cariño”. Proyectar y proyectar, vivir el sueño de la pareja feliz que nos han contado, ir tirando hasta que lleguemos a una edad en la que (¡por fin!) tengamos todo el bienestar material y profesional asegurado y nos separemos, y entonces elegir como amor de nuestra vida a aquel charlatán, bocazas que decía palabras bonitas.
No sé si afortunada o desgraciadamente pero sigo creyendo en el matrimonio. No en ese mágico de “contigo pan y mañana cebolla” ni en el de llevamos “8 años ya, a ver qué nos queda por hacer para no perder toda esperanza… ¡casarnos!” ni tampoco en el de “tenemos 27, somos jóvenes, casémonos antes de que se nos pase el arroz”. Creo que no seré de los hombres que tenga prisa en hacerlo y que no será una decisión que tome presionado con tal de no quedarme solo. Eso se lo dejo a los que andan en pareja. Al fin y al cabo yo sólo ya estoy :).
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